Bernardo Bátiz-Lazo (Universidad de Bangor), 13 de Febrero de 2013.
Si vamos a debatir el proceso de digitalización, es decir, la desmaterialización del dinero y las oportunidades o retos que eso representa, primero tenemos que entender como surge y se materializa.
Hace unos días di una charla sobre el ‘cashless society’ en Glasgow para la Universidad de Strathclyde (ver la invitación aqui y la presentación aqui). Uno de mis anfitriones me pidió que incluyera una referencia a las oportunidades empresariales, en parte por la reciente entrada de Apple y Starbucks al tema – y para quienes desconozcan a que me refiero, Apple saco una patente para utilizar los iPhones como dispositivo que sustituya a los cajero automáticos de los bancos y Starbucks invirtió una suma considerable en una empresa de tecnología llamada Square. Así mismo, analistas de alto nivel esperan rendimientos importantes para quienes puedan capturar esas oportunidades de crecimiento en la era del dinero digital.
Afortunadamente otro colega me hizo llegar copia de un estudio reciente, que analiza el desempeño de 20 ‘carteras digitales’. Estas se definen como soluciones que viven en los teléfonos móviles/celulares (smartphones) y que buscan digitalizar todo lo que entraría en una cartera normal incluyendo dinero en efectivo, tarjeta de crédito, identificación, licencia, carnet de biblioteca, la foto de la abuelita, etc. La evaluación consideró la capacidad de pago frente a la facilidad para llevar acabo transacciones controlando por diferentes tecnologías. Según los resultados de la encuesta de Carlisle & Gallagher Consulting, las ‘ganadoras’ por su facilidad para dar de alta a nuevos usuarios, facilidad de uso, múltiples conexiones a programas de fidelidad/lealtad, enlace con tarjeta de crédito y debito y ser aceptada por diferentes comercios fueron LevelUp, PayPal y Square.
Lo interesante de este análisis es que muestra como hay una competencia muy intensa entre diferentes soluciones para determinar cual será la cartera digital dominante. De hecho hay mucho mas rivalidad entre las carteras digitales o la moneda digital (como Bitcoin) que entre posibles sustitutos del dinero en efectivo o incluso entre el dinero digital y las tarjetas de crédito.
En efecto, lo que Irving Wladawsky-Berger (del MIT) denomina ‘el ecosistema de pagos’ es muy complicado tanto a nivel nacional (pues los límites del estado-nación siguen siendo muy importantes) como global. Aún más, tarda mucho en cambiar y la adopción de innovaciones muchas veces se mide en décadas. Por ejemplo, Estados Unidos adoptará el protocolo EMV, también denominado ‘chip and pin’, hasta 2016 para Mastercard y 2017 para Visa. Esto cuando los principales socios comerciales (México, Canadá y la Unión Europea) llevan años con el sistema. Aún más espectacular es saber que los EE UU representan cerca del 47% del total global de fraude en tarjetas de crédito y débito a pesar de representar el 27% del total de transacciones con tarjeta y efectivo.

“Piensa en ella como si fuera dinero” – uno de los primeros anuncion de éxito de lo que ahora es VISA.
El dilatado proceso de adopción de cambios en el sistema de pago se debe en parte a que existen muchos grupos de interés y los más importantes, que son consumidores finales y los comerciantes minoristas (‘merchants’), son reacios al cambio (existe lo que en economía se denomina ‘path dependence’). Por ejemplo, el ‘chip and pin’ se adoptó en el Reino Unido en 2004. Un año después el fraude en tarjetas de crédito y débito se había reducido 13% y en 2010 se observó el menor nivel de los diez años anteriores. Si hay evidencia de que el ‘chip and pin’ reduce de una manera significativa el fraude por falsificación ¿porqué la demora? Pues por varias razones. Primero, es cierto que el fraude denominado ‘tarjeta presente’ se reduce pero al mismo tiempo aquél de transacciones denominadas ‘tarjeta no presente’ (‘card not present’o CNP) ha ido en aumento.
Segundo, la introducción de ‘chip and pin’ cambia los incentivos pues en el fondo el protocolo es una serie de lineamientos para determinar si es el consumidor final o el comerciante quien debe afrontar la perdida. Es decir, Visa, Mastercard y los bancos minimizan si no es que eliminan las perdidas por fraude. Esto cuando en un momento determinado y critico para la aceptación de las tarjetas de crédito, los bancos asumían todas las perdidas por fraude. En muchos países, los comerciantes simplemente no se pueden dar el lujo de no aceptar tarjetas de crédito o debido (incluso en el ‘duty free’ de los aviones ahora solo aceptan esa forma de pago, cuando es el efectivo el que tiene poder legal de eliminar deudas). Por lo tanto, las negociaciones para implementar EMV no son triviales pues claramente los comerciantes no van abandonar el ‘status quo’ sin los incentivos necesarios.
Tercero, en el 99.9% de los casos, las transacciones ‘en el momento’ (spot) pueden ser solucionadas con efectivo o con tarjeta Visa/Mastercard. El resultado es que el espacio para ofrecer una mejor solución es muy pequeño y, por lo tanto, las innovaciones tienen mayor probabilidad de éxito cuando, en lugar de ‘atacar’ el orden existente, encuentran nuevos mercados o generan nuevos usos. Por ejemplo, Apple no invento el servicio de telefonía móvil. Y aún más relevante el celebrado caso de M-PESA, el cual, por cierto, no ha podido ser replicado en otros países con el mismo éxito que en su natal Kenia.
En general se podría decir que en el mundo actual, el consumidor busca satisfacer transacciones con el medio de pago que la persona en cuestión considera que mejor se adhiere al tipo de transacción. Ya sea para hacer una ‘domiciliación’ del talón (es decir, débito directo a la cuenta) para pagos de gran valor como las hipotecas, o utilizar el efectivo para dar una moneda que permita a su hija(o) comprar un dulce.
A este respecto Wladawsky-Berger se pregunta si existen formulas para incentivar a personas y comercios para que adopten nuevas formas de pago así como determinar la mejor forma de capacitarles en el uso de estas nuevas tecnologías (piensen, por ejemplo, en las edecanes que aparecen en los bancos cada vez que se implementa un nuevo modelo de cajero automático o terminal de auto-servicio financiero, y que conste que ya en los años sesenta y setenta se hacía uso de edecanes para tales fines).
Pero la idea de Wladawsky-Berger de incentivar y habilitar tecnológicamente lleva implícita la historia generalmente aceptada de la evolución del dinero, misma que asume que hay una progresión lineal de la economía de trueque, a la introducción de monedas, letras de cambio, cheques, dinero fiduciario y por último y como expresión más avanzada e inevitable, la aparición del dinero digital. Sin embargo, entre los antropólogos existe una versión alternativa y muy interesante la cual considera que la materialidad del dinero fluctúa a través del tiempo entre periodos donde domina el dinero virtual y otros donde domina la materialidad (metales preciosos o más recientemente, el dinero en efectivo). Es decir, el dinero aparece (o desaparece) respondiendo a la necesidad de materializar, de dar cuerpo, a determinadas presiones sociales. Para sostener su argumento, se documenta como en la época de los grandes imperios agrícolas (circa 3500 AC a 800 AC) hay unidades de cuenta inmateriales (como registros contables en papel, tabletas o cuentas) en periodos donde ya se había abandonado el trueque. Esos dispositivos aparecen tanto en Mesopotamia (Iraq) como entre los habitantes de lo que hoy llamamos Perú. Por lo tanto, hay evidencia de que en la antigüedad e incluso posteriormente en la edad media, que no es necesario el dinero tangible (material) para sostener una economía de mercado.

Registros contables Incas – Figura2 en Gary Urton y Carrie Brezine “Khipu Accounting in Acient Peru”, http://www.sciencemag.org, vol 309 (2005).
Entonces, ¿porqué y cuándo aparece el dinero? Una pregunta relevante y que pocos economistas (o historiadores económicos) han abordado – o como Milton Friedman, simplemente asumen que un helicóptero lo deja caer del cielo. David Graeber sostiene que la moneda aparece en el periodo entre 800 AC hasta 600 DC en forma independiente y casi simultánea en China, el archipiélago egeo y la India. Pero lo interesante no es tanto que Confusio, Pitagoras y Buda hayan sido, a groso modo, contemporáneos; o que este periodo considere el nacimiento de todas las grandes religiones; o la esclavitud infantial. Más bien, argumenta Graeber, que en este periodo surge el dinero en efectivo como la materialización de la deuda, es decir que la moneda aparece como una forma de solventar deudas y específicamente, como resultado del reclutamiento de mercenarios y ejércitos permanentes.
El argumento, en breve, es que igual era mas fácil dejar los instrumentos virtuales y darle un poco de oro o plata a un grupo de señores poco disciplinados, muy fuertes, armados, apestosos, borrachos, desmadrosos y además de todo, ¡feos! Por su puesto, hay mucho mas fondo al argumento, incluso desde perspectivas ontológicas y cosmológicas. Graeber trata de fijar el proceso de desmatelializacon del dinero en 1971 con el fin del sistema de Brettonwoods.Yo no estoy totalmente de acuerdo con Graeber. Primero por lo que concierne a la fecha de 1971. Pero si estoy de acuerdo con él que el final del siglo XX observa un proceso de desmaterlización, que proceso es reciente y sabemos poco de él. Por lo tanto, fijar la fecha esta sujeto a debate – y para mayor informe, estamos trabajando precisamente en determinar el primer uso del termino “cashless” (estamos cerquita – vamos por ahí de 1954).
Segundo y a manera de conclusión, si vamos a debatir el proceso de digitalización, es decir, la desmaterialización del dinero y las oportunidades o retos que eso representa, pues primero tenemos que entender como surge y se materializa. La historia lineal e inevitable que posiciona a la digitalización en su ápex es poco convincente. Amen de que es un tema que tenemos poco estudiado.
Finalmente, sugiero el excelente podcast de la “Cátedra Banco de México”[1] del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (Campus Tlalpan – Ciudad de México) para quienes quieran una rápida introducción al tema de los sistemas de pagos contemporáneos. Así mismo, el podcast de la cátedra que ofreció David Graeber al departamento de Antropología de la Universidad de Oxford [2].
[1] Ver la número 9: El funcionamiento del sistema de pagos.
[2] Ver la número 56: Money, Bodies and Materialism.