¿Cómo aplicar la minería de datos a la Historia Económica? Un ejemplo revelador

Silvana Maubrigades (Universidad de la República, Uruguay)

Malena Montano (Universidad de la República, Uruguay)

Elina Gómez (Universidad de la República, Uruguay)

RESUMEN. En esta nueva entrada al Blog, introducimos el uso de nuevos abordajes metodológicos para el análisis de discursos de forma masiva, a partir de fuentes textuales. Se presentan técnicas vinculadas a la minería de textos y clasificación con aprendizaje automático, con el fin de identificar discursos políticos que aborden la temática de género en el Parlamento uruguayo. Se presentan resultados obtenidos a partir de transcripciones de diarios de sesiones como fuentes de datos, aplicando en ellas algoritmos de clasificación, mediante la lógica entrenamiento/predicción.


Este ingreso al Blog cumple con el objetivo de presentar nuevas estrategias metodológicas para los estudios de largo plazo. Si bien ya no resulta novedoso en las ciencias sociales el uso de abordajes metodológicos para el análisis de discursos de forma masiva a partir de fuentes textuales, sigue siendo bastante escasa su aplicación en los estudios históricos.[1]

Debatiremos en estas líneas cómo utilizar herramientas de las ciencias sociales computacionales y humanidades digitales de creciente popularidad y que consideramos tienen un importante potencial en la investigación histórica. A modo de ejemplo, las utilizaremos para abordar en perspectiva histórica el estudio de la participación de las mujeres en el mercado de trabajo y los cambios ocurridos en las valoraciones sociales y políticas que dicha participación ha generado. Si bien en anteriores publicaciones dentro de este Blog, se han presentado datos cuantitativos sobre la evolución de las mujeres en el mundo del trabajo, para Uruguay y América Latina; y se ha analizado cómo repercuten las crisis económicas en los tipos de participación de varones y mujeres en el mercado laboral, el enfoque aquí presentado pretende introducir una mirada cualitativa a la manera en que piensa y expresa la sociedad sobre el papel que le cabe a las mujeres en la vida pública.

La génesis de este trabajo se ubica en una inquietud surgida a partir de analizar los cambios ocurridos en los espacios de negociación colectiva en el Uruguay[2], desde su surgimiento en la década de 1940 y hasta los años sesenta (Maubrigades, Fernández y Montano, 2021). Los resultados de dicho trabajo dan cuenta de escasos cambios en las desigualdades salariales entre varones y mujeres durante ese período, pese a que mejoran las condiciones salariales de los trabajadores en general. A la luz de estos aportes, despierta la inquietud sobre las diversas interpretaciones y debates que ha tenido la creación y puesta en práctica de un sistema de regulación salarial –como el contenido en la Ley de Consejos de Salarios, promulgada en 1943– en lo que refiere a las brechas salariales de género. Siguiendo los pasos de investigaciones precedentes (Plá, 1956), se estudiaron los debates parlamentarios que se suscitaron entre 1912 y 1947, específicamente vinculados a la discusión sobre las desigualdades salariales que caracterizaron al mercado laboral de la época y, en particular, las desigualdades por razones de género.

Entrenando al modelo

De acuerdo a la evidencia recolectada en las investigaciones precedentes, sabemos que las temáticas que involucran el debate sobre el rol de la mujer en la sociedad no están circunscritas a los temas vinculados al mercado de trabajo, sino que son variados los puntos de discusión. Un trabajo en curso, desarrollado por nuestra coautora, Elina Gómez, utilizó algunas técnicas de minería de texto y clasificación con aprendizaje automático (o machine learning) para el análisis masivo de datos cualitativos usando R, con el objetivo de testear su aplicación en el discurso político con perspectiva de género. Su objetivo fue “lograr un buen método de clasificación de texto que me permita distinguir entre las intervenciones parlamentarias en la Cámara de representantes (unidad mínima de análisis) que planteen y discutan la temática de género para luego analizar mediante variables anexas, qué representantes, partidos, sectores son los que instalan la discusión en dicha materia”.[3]

Utilizando el conocimiento previo en esta temática, se puede entrenar al modelo para identificar palabras o frases concretas, dentro de las intervenciones de los parlamentarios, que contengan referencias a los temas de género. Para el caso de las mujeres se utilizan referencias vinculadas al espacio de la familia, la maternidad, el rol de los cuidados en la sociedad, la educación de los niños/niñas y adolescentes, pero también las mejoras educativas que se dan en la población en su conjunto. Un tema que no es novedoso en la agenda de debates, aunque sí se ha vuelto muy recurrente en los últimos años, es el vinculado a la violencia y, en especial, a la violencia de género.

Figura 1. Nube de palabras en base a clasificación binaria de temas (género/no género) en corpus pre-clasificado (entrenamiento) enmarcado en las actas parlamentarias de la legislatura XLVIII (2015-2020).

Fuente: elaboración propia.

Del mismo modo, el modelo aplicado también permite distinguir aquellos temas en los que la identificación de género no es destacada o, incluso, detectar temas en los que desigualdades entre varones y mujeres no es mencionada en forma explícita, aun sabiendo de su existencia. De los temas en los que se pudo establecer la ausencia de una mirada de género en el debate parlamentario destacan aquellos vinculados a aspectos productivos y económicos y, también, relacionados a las agendas políticas de gobierno.

Sectores políticos, mujeres y varones

La técnica de recolección de información permite clasificar, en el debate en torno a las desigualdades de género, los sectores políticos que lideran la agenda de temas y también los grupos y/o fracciones que impulsan o frenan los cambios en esta temática.

Figura 2. Menciones a la temática de género en la última legislatura en Uruguay de acuerdo a los partidos políticos con representación parlamentaria (2015-2019)

Fuente: elaboración propia.

De acuerdo a los datos, resulta relevante considerar que el número de veces que apareció la temática de género en los debates parlamentarios estuvo vinculado al peso relativo de los partidos en las bancas legislativas. Pero, si bien el Frente Amplio es el partido que registró mayor cantidad de intervenciones referidas al género en términos absolutos, en términos relativos, quienes acumulan más intervenciones referidas al tema son diputadas del Partido Nacional y del Partido Colorado. Puede observarse que entre las 10 principales personas intervinientes sobre este tema, la gran mayoría son mujeres, lo que hace visible que son éstas quienes suelen poner en agenda el tema género con mayor énfasis, reafirmando la necesidad de paridad y participación equilibrada en la representación parlamentaria.

Figura 3. Parlamentarios/as que más veces menciona la temática de género en sus intervenciones (2015-2019)

Fuente: elaboración propia.

Tal como se desprende de los datos, es muy interesante acompañar el debate de estos temas con el estudio de la participación de varones y mujeres en la discusión; comprobar el peso relativo que tienen los perfiles ideológicos diferentes expresados en el poder legislativo; así como corroborar que algunas temáticas, como las vinculadas a derechos en su sentido más amplio, atraviesan las distintas orientaciones políticas y se identifican más con intereses de determinados grupos sociales, como por ejemplo las mujeres dentro de la política. Sabiendo que las mujeres tienen una presencia minoritaria en el parlamento, resulta interesante comprobar que las menciones al tema de género realizadas por mujeres son mayores respecto a las intervenciones realizadas por los varones, controlado esto por el peso relativo de ambos sexos en el total de intervenciones

Figura 4. Peso relativo de las menciones realizadas por mujeres y varones en el parlamento (2015-2019)

Fuente: elaboración propia.

La agenda de investigación y primeros resultados

Nuestra agenda de investigación tiene, como horizonte de corto plazo, la identificación de los temas que han sido parte de la agenda parlamentaria en cuanto a las desigualdades de género en los últimos 30 años en Uruguay y, en particular, el peso relativo que se le ha dado a este enfoque de derechos en el mercado laboral. Con ello, pretendemos aportar a la evaluación del impacto de las políticas públicas desarrolladas en materia de equidad y los cambios ocurridos en las valoraciones sociales expresadas en los discursos políticos.

Desde el punto de vista metodológico, estamos construyendo una base de datos utilizando como fuente las transcripciones textuales de los diarios de sesiones entre 1985 y 2019[4], a partir de técnicas de reconocimiento óptico de caracteres (OCR), considerando como unidad mínima de análisis las intervenciones parlamentarias y conformando un corpus ordenado que permite la identificación de variables de agregación como son el sexo y la etiqueta partidaria de los/as legisladores/as. Luego, se han ensayado modelos de aprendizaje automático (o machine learning)[5] orientados a la clasificación de texto, entrenados a partir de matrices de términos de intervenciones pre-clasificadas que distinguen entre aquellas que tratan la temática de género u otras temáticas de diferente naturaleza. En consecuencia, el modelo permite predecir y clasificar en un corpus más amplio y no clasificado, las menciones que se corresponden con la temática de género, así como profundizar el análisis indagando sobre la “intensidad” de la aparición del tema en la agenda parlamentaria en relación a momentos históricos, a partir de qué actores, partidos políticos y vinculados a qué temas aparecen.

Como horizonte de largo plazo, pretendemos utilizar esta metodología para estudiar el siglo XX y la evolución discursiva de la temática de género en la vida parlamentaria. Pretendemos hacer foco en las preocupaciones que trazaron el debate en torno a los cambios en el mercado laboral y su impacto en las desigualdades por razón de género. Si bien es apresurado aventurar hipótesis sobre los resultados en materia de discursos políticos sobre el rol de la mujer, sí sabemos que históricamente los debates en torno al género en el parlamento han estado fuertemente liderados por la presencia de mujeres en las bancas legislativas, las que parecen traen consigo “la responsabilidad manifiesta” de poner el tema en agenda. Ya desde principios del siglo XX Paulina Luisi, relevante figura de la militancia por los derechos de las mujeres, menciona que en el Parlamento “falta el punto de vista femenino, falta el sentir femenino, en una palabra, falta en la preparación de nuestras leyes la colaboración de la mujer” (Cuadro, 2016). Y por lo tanto, resulta preocupante que en nuestro presente sigan teniendo una mínima presencia las mujeres en las bancas de nuestro parlamento, lo que alerta sobre la dificultad de construir una agenda con equidad de género.


[1] Algunos ejemplos en esta línea podemos encontrarlos en los trabajos de Martin Saavedra yTate Twinam (2020); Shen, Zejiang, Ruochen Zhang, Melissa Dell, Benjamin Lee, Jacob Carlson y Weining Li; y Jospeh Price y co-autores (2021).

[2] La Ley de Consejos de Salarios (1943) instaura en Uruguay la negociación tripartita centralizada con participación de sindicatos, empresariado y Estado en el marco del proceso de industrialización dirigida por el Estado (1930-1950) y con un crecimiento masivo de la clase obrera urbana. Sin embargo, la llegada de la crisis económica a mediados de la década de 1950 y su prolongación durante los siguientes 15 años, puso de manifiesto las dificultades de articular los dispares intereses entre actores organizados y fortalecidos política y socialmente, lo cual derivó en la supresión del mecanismo en 1968. En sustitución, los salarios los fijarían las patronales y ya en el marco de la dictadura militar (1973-1984), ello se une a la declaración de ilegalidad de los sindicatos. La llegada de la democracia abrió́ un nuevo, pero breve, escenario de negociación tripartita que se mantendría entre 1985 y 1990. Desde entonces, se abandonó́ la negociación y su coordinación por parte del gobierno, desarrollándose una asimétrica negociación bipartita entre el empresariado y sindicatos. Recién en 2005, se reinstala la Ley de Consejos de Salarios, con iguales cometidos a los planteados en su formulación original, introduciendo como novedad que la negociación colectiva se extiende al trabajo rural, público y, posteriormente, al trabajo doméstico en 2006 (Maubrigades, Fernández y Montano, 2021).

[3] Extraído del Blog de Elina Gómez https://www.elinagomez.com/blog/2020-09-25-parlamento-genero/

[4] Para la obtención de los datos, descarga y transcripción mediante técnicas de OCR, se utilizó el software libre R (https://cran.r-project.org/) y el paquete speech: Nicolas Schmidt, Diego Lujan and Juan Andres Moraes (2021). speech: Legislative Speeches. R package versión 0.1.4. En https://CRAN.R-project.org/package=speech

[5] En particular, se ha utilizado el algoritmo de clasificación random forests.

Bibliografía

Cuadro Cawen, I. (2016) Feminismos, culturas políticas e identidades de género en Uruguay (1906-1932). Tesis Doctoral. Facultad de Humanidades. Universidad Pablo de Olavide, Sevilla. España.

Maubrigades, S., Fernández, M. y Montano, M. (2021) “Brechas de género en laudos durante los Consejos de  Salarios en Uruguay. 1943-1963”. Revista Uruguaya de Historia Económica, Año XI, No. 19-Julio de 2021, p. 29-49.

Plá Rodríguez, A. (1956) El salario en el Uruguay; su régimen jurídico. Montevideo: Facultad de Derecho.

Price, J., Buckles, K., Van Leeuwen, J., y Riley, I. (2021) “Combining family history and machine learning to link historical records: The Census Tree data set”. Explorations in Economic History, Volume 80, https://doi.org/10.1016/j.eeh.2021.101391.

Saavedra, M. y Twinam, T. (2020) “A machine learning approach to improving occupational income scores”. Explorations in Economic History, Volume 75, https://doi.org/10.1016/j.eeh.2019.101304.

Mercado de trabajo en América Latina e impacto de las crisis económicas, desde una perspectiva de género

Silvana Maubrigades (Universidad de la República, Uruguay)

RESUMEN. En diciembre, la Revista Uruguaya de Historia Económica (RUHE) publicó un special issue referido a la evolución histórica del mercado laboral latinoamericano abordado desde una perspectiva de género. El número fue editado por mí, junto a la Prof. María Camou, y, dado la relevancia del tema y que el mismo ha sido parte de mis entradas anteriores (Género y desigualdades durante las crisis ¿qué aporta una mirada de largo plazo?; y Cambiar para participar. Transformaciones personales y sociales que expliquen la oferta de mano de obra de mujeres en América Latina desde 1950), entiendo conveniente compartir mis reflexiones sobre estas investigaciones recientes.  


La evolución de los mercados de trabajo, vistos con el lente de las relaciones de género, es un campo de investigación muy nutrido y que no deja de crecer. La literatura que existe es abundante y procura presentar, discutir y comprender las condiciones bajo las cuales las diferencias de género en el ingreso y la distribución de los ocupados muestran persistentes diferencias salariales entre mujeres y varones, así como las barreras –implícitas o explícitas– a las trayectorias laborales de las mujeres. No obstante, la consideración de estos temas en la historia económica es menos frecuentado por los investigadores y su alcance ha sido más limitado (temática y temporalmente).

Figura 1. Condiciones, diferencias y barreras

Es más, en América Latina todavía estamos en proceso de construir una mirada de largo plazo con la cual poder analizar las raíces de las diferencias de género presentes en el mercado de trabajo actual, explicarlas y, por qué no, contribuir en el diseño de políticas públicas que permitan mitigar y resolver las desigualdades.

Los artículos incluidos en el special issue son el resultado de la iniciativa y colaboración de un grupo de investigadores e investigadoras con quienes hemos intercambiado en forma intensa en los últimos años y con quienes hemos cooperado en diversos ámbitos. Los Congresos Latinoamericanos de Historia Económica (CLADHE) y los de la Asociación Internacional de Historia Económica (IEHA) han sido instancias de trabajo frecuentes para intercambiar diversos enfoques sobre la intersección entre los estudios de género y mercado de trabajo en América Latina.

América Latina y sus crisis recurrentes

Motivados por un rasgo típico de la economía latinoamericana, que es la recurrente ocurrencia de crisis, la convocatoria de artículos estuvo focalizada en el impacto de las crisis económicas en la incorporación y las trayectorias de varones y mujeres en el mercado laboral. La volatilidad del crecimiento es un rasgo histórico de la economía latinoamericana, vinculado a su dependencia del comercio exterior, la variabilidad de los precios internacionales de sus commodities, así como a las relevantes transformaciones demográficas de su intrincado entramado social.

De todas maneras, las crisis son también períodos donde se producen cambios significativos en el mercado de trabajo y tienen, generalmente como resultado, un incremento de la desigualdad. Durante los tiempos de crisis, se agudiza la segmentación del mercado de trabajo y el incremento de las mujeres en aquellos sectores de la economía considerados feminizados, especialmente en el sector del comercio y los servicios y, en estos últimos, particularmente en aquellos de carácter personales y sociales, con una especificidad marcada, que es la que representan los servicios domésticos. También en estas coyunturas se observa una caída de los salarios y una precarización de las condiciones laborales, lo que dificulta visualizar el acceso de las mujeres al mercado de trabajo en estos períodos como una oportunidad de equiparación en el mundo laboral. Por estas razones, la propuesta fue analizar, desde diversas perspectivas, el impacto de las crisis económicas en los países del Cono Sur Latinoamericano durante el Siglo XX.

Argentina al final del siglo XX

Para el caso de Argentina, Martín Cuesta, Ernesto Curvale y Camila Scuzzarello, abordan un período reciente de la economía del país, donde se identifica un incremento significativo de las mujeres en el mundo del trabajo, especialmente en un contexto de apertura y liberalización de la economía. El cambio estructural que se procesa en la Argentina desde la década de 1970 y hasta entrada la década de 1990 tiene un fuerte impacto en la determinación de las trayectorias laborales de las mujeres que se incorporan a la mano de obra. En particular, se comprueba la fuerte presencia de las mujeres en el sector de los servicios, tanto en los puestos de trabajo calificados como en los sectores con menor demanda de calificación.

Figura 2. 1984: primer 8 de marzo en democracia en Argentina.

Fuente: Archivo Hasenberg-Quaretti, de los fotógrafos Brenno Quaretti y Mónica Hasenberg. https://latfem.org/un-8-de-marzo-en-argentina-pero-de-1984/

En todos los casos, puede afirmarse que la mayor presencia de las mujeres en el mercado de trabajo estuvo condicionada, aunque no en forma exclusiva, por el impacto de la crisis económica y la necesidad, por parte de las familias, de incorporar trabajadores adicionales para equilibrar el presupuesto de los hogares. Estos resultados nos llevan a destacar dos aspectos significativos; por un lado, reafirmar el peso significativo que tiene el trabajo de las mujeres en los momentos de recesión económica, no sólo en el incremento de su participación dentro de la mano de obra, sino especialmente reforzando sectores claramente feminizados como el de los servicios. En línea con lo anterior, la presencia mayoritaria de las mujeres en esta actividad muestra, no obstante, una polarización en su participación entre el binomio trabajos calificados y no calificados, lo que podría contribuir a que persista la brecha salarial por razón de género e incluso que se profundice dentro de la mano de obra femenina.

Brasil a principios del siglo XX

Para el caso de Brasil, Molly Ball concentra su análisis de las crisis desde una perspectiva diferente, procurando analizar cómo una de las dimensiones de mayor impacto en el mercado laboral, como es la educación, tiene un rol decisivo en la posterior inserción de varones y mujeres en la fuerza de trabajo. Para ello, estudia el desarrollo de la educación primaria pública desde finales del siglo XIX y hasta 1930 en el estado de San Pablo. El interés de este estudio radica en los cambios particulares que tuvo la política educativa en la región, destacando un impulso inicial de la inversión en la enseñanza primaria y una posterior caída en el gasto público destinado a ese sector.

Figura 3. Ecolas Reumidas de Dois Córregos, em Piracicaba, 1924.

Fuente: Coleção Washington Luís / Acervo MRCI/MP/USP Escolas Reunidas de Dois Córregos, em Piracicaba, 1924Coleção Washington Luís / Acervo MRCI/MP/USP https://revistapesquisa.fapesp.br/arquitetura-do-saber/

También analiza el rol que tuvo la demanda de la población por el acceso a la educación y cómo los cambios ocurridos en la conducción política del estado afectaron en forma significativa a las generaciones en edad escolar. Como corolario, el trabajo muestra que las tasas de alfabetización se ven fuertemente afectadas por las políticas productivas y sociales; y cómo las crisis económicas y su impacto en las políticas públicas termina impactando en forma desigual entre varones y mujeres. Si bien este es un estudio parcial, enmarcado en la gran diversidad que es el caso de Brasil, se confirma la clara determinación que tienen las políticas públicas en los cambios ocurridos en el mercado de trabajo en el mediano y largo plazo. Pero, además, también nos permite encontrar, en el temprano siglo XX, las claras demandas de las familias trabajadoras por mejorar los niveles educativos de futuras generaciones y no sólo como trabajadores, sino reflejando además la relevancia de esta dimensión en la mejora en la calidad de vida; cosa que no necesariamente es considerado así por los tomadores de decisión.

Las crisis económicas en Chile (1975 y 1982)

Por su parte, el trabajo sobre Chile, a cargo de Nora Reyes hace foco en el último cuarto del siglo XX, especialmente concentrando su análisis en las crisis económicas de 1975 y de 1982. Producto de un proceso también acumulativo de cambio estructural, apertura económica, desregulación y precarización del mercado laboral, la presencia de las mujeres en el mundo del trabajo se incrementa significativamente. En el análisis se destaca que las mujeres aumentan significativamente sus tasas de actividad, pero con un fuerte impacto en sus niveles de desempleo. Coincidiendo con lo ocurrido en Argentina y con lo señalado por la literatura internacional, el proceso de incorporación de las mujeres estuvo acompañado por una fuerte presencia en el sector de los servicios. Pero las sucesivas crisis muestran diferencias. En tanto la primera crisis analizada da cuenta de un incremento en los niveles de desempleo que afecta especialmente a las mujeres que se insertan al mercado laboral, la segunda crisis muestra cómo su impacto diferencial en los diversos sectores de la economía afecta en menor medida en aquellos espacios más feminizados como el sector de los servicios y en particular el servicio doméstico.

Figura 4. Portada de la Boletina Chilena del MEMCH ’83 (N°10, enero-febrero-marzo 1986).

Este trabajo permite contrastar lo ocurrido en Chile respecto a los resultados encontrados en otras regiones. Allí se señala que también en este país, las crisis no impactan de la misma manera en varones y mujeres, ya que depende en gran medida de los espacios de participación diferenciales en ambos sexos. Si bien la segunda crisis muestra que la desocupación no fue el factor determinante en la mano de obra de mujeres, ya que éstas se encontraban insertas en aquellos sectores menos afectados en materia de pérdida de puestos laborales, esto no implica que las condiciones laborales mejoraran. Y esto es así en la medida que permanecen sobrerrepresentadas en los espacios peor remunerados y con mayores niveles de informalidad y precariedad laboral.

Uruguay y un comparativo de tres crisis económicas

Finalmente, el trabajo sobre Uruguay, a cargo de María Camou y Silvana Maubrigades, presenta una recorrida de las tres principales crisis económicas que afectaron al país durante el siglo XX, tratando de identificar si existen diferencias en los procesos de participación de las mujeres en los diferentes momentos históricos. Encuentra que la crisis ocurrida en la década de 1930 muestra un incremento en la participación de las mujeres, coincidente con una caída en los salarios, lo que parece estar motivado por la sustitución de mano de obra masculina. La posterior recuperación económica revela, por el contrario, un proceso paulatino de retirada de las mujeres del mercado laboral.

Figura 5. Olla común. Huelga general de 1973. Uruguay.

Estos resultados ya no se encuentran en el análisis de las dos crisis posteriores, la ocurrida en la década de 1980 y la de principios del siglo XXI. En ambos casos, y coincidiendo con lo ocurrido en Argentina y Chile, el proceso de incorporación de las mujeres a partir de los años sesenta y setenta, se torna irreversible, más allá de las condiciones adversas de la economía. Si bien las mujeres en Uruguay muestran tasas de desempleo más altas que los varones, su participación laboral no declina, al tiempo que sí se observa una fuerte segmentación en el mercado de trabajo, lo que las ubica en forma mayoritaria en el sector de los servicios.

Este resultado global permite confirmar que el proceso de participación laboral de las mujeres es irreversible, incluso a pesar de que las condiciones de ingreso no son siempre las esperadas. Deja abierta la puerta a reflexionar sobre los cambios en la demanda de mano de obra y cómo la estructura productiva del país en particular, puede promover una mayor presencia de las mujeres, sin que ello implique necesariamente que se esté buscando en forma explícita una reducción de la brecha por razones de género. También el artículo suma a los resultados que se presentan en los casos de Argentina y Chile, que tiene que ver con una persistente segmentación del mercado laboral que ubica a las mujeres mayoritariamente en las actividades vinculadas a los servicios, lo que profundiza este “gueto de terciopelo” donde barreas invisibles parecen atrapar a las mujeres en aquellas actividades que son una extensión de los roles de cuidados, desarrollados en el espacio doméstico.

A modo de cierre

Los resultados encontrados en los trabajos presentados confirman las coincidencias esperadas en las trayectorias laborales analizadas desde una perspectiva de género. Más allá de las particularidades de cada país, especialmente en cuanto a su especialización productiva o dinámica económica a lo largo del siglo XX, se observan claras coincidencias en la participación laboral de varones y mujeres, no sólo en cuanto a su evolución sino especialmente en la segmentación laboral que identifica a ambos sexos. Atendiendo, en particular, al rol de la mano de obra de mujeres durante las crisis económicas que han afectado a los países de la región durante el siglo pasado, se confirma que estas coyunturas profundizan los resultados observados, tanto en los resultados en materia de desempleo como en la persistente feminización y/o masculinización de los sectores productivos. Los casos de Argentina, Chile y Uruguay, en su análisis del último cuarto del siglo XX, dan cuenta del impacto que tiene en el mercado laboral los procesos de cambio estructural, fuertemente caracterizados por la apertura comercial, la desregulación y precarización de las condiciones laborales. Como contraste, las primeras tres décadas del siglo XX, tanto en materia de inversión pública en la educación, como muestra Brasil, así como los cambios en la estructura productiva en el caso de Uruguay, dan cuenta de la relevancia que tienen las políticas productivas y sociales implementadas por los estados en los procesos de integración de su población a la economía, en el mediano y largo plazo. 

Aspiramos con esto a que las diversas miradas contenidas en esta revista constituyan un estímulo para nuevas investigaciones, que amplíen nuestra visión histórica sobre la evolución del mercado de trabajo en América Latina y profundicen los estudios sobre las persistentes desigualdades entre  varones  y mujeres que se observan en la región.


Bibliografía

Cuesta, M.; Curvale, E. y Scuzzarello, C. (2021) Argentina’s economic crises and its impact on female labour force participation (1970-1994). Revista Uruguaya de Historia Económica- Año XIX – Nº 20 Diciembre de 2021, pp 10-24.

Ball, M. (2021) Una oportunidad de desarrollo perdida: la escuela pública paulista en la primera República de Brasil. Revista Uruguaya de Historia Económica- Año XIX – Nº 20 Diciembre de 2021, pp. 25-43.

Reyes, N. (2021) Cambio estructural y crisis. El empleo de las mujeres en Chile en 1974-1989. Revista Uruguaya de Historia Económica- Año XIX – Nº 20 Diciembre de 2021, pp. 44-56.

Camou, M. y Maubrigades, S. (2021) ¿Crisis como oportunidad? La participación laboral de las mujeres en la econo- mía uruguaya durante las crisis económicas de 1930,1980 y 2000. Revista Uruguaya de Historia Económica- Año XIX – Nº 20 Diciembre de 2021. pp 57-76.

Las mujeres en la historia económica. “Qué 100 años no es nada”

CAROLINA ROMÁN (Universidad de la República, Uruguay)

RESUMEN. En ocasión del mes de marzo, no podemos dejar de reflexionar sobre cuál es la situación de las mujeres en la sociedad. En el ámbito en que nos encontramos, esta interrogante la ubicamos en lo que ocurre en la academia y, más específicamente, en el campo disciplinar que representa la historia económica ¿Qué sabemos sobre la brecha de género en historia económica? ¿Qué es lo que la academia puede aportar para revertir las desigualdades de género? Estas preguntas son parte de la motivación del Coloquio virtual “La mujer en la construcción de la historia económica”, organizado por la División de Historia del CIDE y el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM (IIH-UNAM) que se desarrolló durante la primera semana de marzo. En esta entrada comparto una breve reseña del evento. [1]




Fuente: #NoMoreMatildas presenta la hipotética vida de Matilde Einstein.
#NoMoreMatildas es una campaña de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas, con la idea de Gettingbetter Creative Studio y la colaboración de Dos Passos Agencia Literaria, que busca reivindicar y promover el papel de las mujeres en la ciencia, para inspirar y fomentar la vocación científica en niñas y adolescentes.

Antes de comenzar, [2] vale la pena volver a preguntarnos ¿por qué es importante reflexionar sobre las brechas de género en nuestra disciplina, historia económica?[3] Aquí, parte de la respuesta es el compromiso ético que nos debería conducir a promover la equidad de género en el desarrollo de la profesión. Pero, la otra parte de la respuesta radica en que la invisibilidad de las mujeres afecta lo que estudiamos, lo que se enseña, las preguntas de investigación, las normas profesionales, los sistemas de evaluación, los sistemas de promoción, el reconocimiento, y la manera en que se abordan las discusiones de política. 

Las investigaciones sobre sesgos de género en la actividad académica muestran que lo que opera no es tanto una discriminación explícita, sino sesgos implícitos que afectan las interacciones en todos los niveles de la actividad académica: en decisiones formales, como las reglas de acceso y promoción, y en las informales, como los cursos que se sugieren a estudiantes o la manera en que se atiende y responde a preguntas e ideas con colegas (Bayer y Rouse, 2016).[4] Existen estudios que analizan lo que ocurre en la economía y en la historia, pero nos falta información y análisis para conocer la situación en la historia económica. Sabiendo que es una disciplina a veces difícil de definir, eclética entre la historia y la economía, que se nutre de muchas áreas de las ciencias sociales, y que, metodológicamente, ha ido transformándose de la narración a los enfoques matemáticos (Haupert, 2016), la tarea se hace aún más desafiante.

Aquí comparto una breve reseña del Coloquio virtual “La mujer en la construcción de la historia económica”, organizado por la División de Historia del CIDE y el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM (IIH-UNAM), que tuvo lugar el 8 y 9 de marzo de 2021.[5] La coordinación, gestionada de forma impecable, estuvo a cargo de Iliana Quintanar (CIDE) e Irina Córdoba (IIH-UNAM). El evento se organizó en dos jornadas. En la Jornada 1, tuvo lugar la Mesa redonda “La mujer en la construcción de la Historia Económica”. En la Jornada 2, el tema fue “La mujer como agente económico, siglos XVI-XX”.


En esta entrada, me centraré en los aportes y debates de la Jornada 1. La mesa redonda fue moderada por Iliana Quintanar e Irina Córdoba y participaron cinco representantes de las asociaciones iberoamericanas de historia económica: Andrea Lluch (Presidenta de la Asociación Argentina de Historia Económica), Adoración Álvaro Moya (Secretaría General de la Asociación Española de Historia Económica); Cristina Mazzeo (Presidenta de la Asociación Peruana de Historia Económica), Bernardita Escobar Andrae (Presidenta de la Asociación Chilena de Historia Económica), y quien escribe este post en mi rol de Presidenta de la Asociación Uruguaya de Historia Económica. El objetivo de la mesa fue aportar reflexión sobre la situación en que se encuentran las mujeres en la historia económica e intercambiar sobre posibles acciones para promover su participación en este campo de conocimiento.

La inauguración del coloquio estuvo a cargo de Catherine Andrews, secretaria académica de la División de Historia del CIDE y de Isabel Martínez representando al IIH-UNAM. Me gustaría, primero, destacar algunas de sus intervenciones. Catherine inauguró el Coloquio celebrando la iniciativa, pero, al mismo tiempo, transmitiendo la sorpresa que estos eventos sigan siendo necesarios para visibilizar el trabajo de las mujeres. Cita, como ejemplo, que han pasado más de 100 años desde que las primeras mujeres obtuvieron sus títulos de doctorado en historia (Smith 2000). Sin embargo, aún hoy, la contribución de las mujeres a la ciencia sigue teniendo menor reconocimiento social que los varones. Esta situación de invisibilización permanece en varios espacios de la academia, con mayores y menores énfasis según las disciplinas. Y en historia económica, como destacó Isabel Martínez en su intervención, tenemos mucho por analizar sobre lo que ocurre con las brechas de género dentro y fuera de la academia.

La mesa se organizó en torno a tres ejes de discusión: 1) El papel de las mujeres en el ámbito profesional de la historia económica; 2) Aportaciones de las mujeres a la historia y la historiografía económica; 3) Retos para promover la participación de la mujer en el campo de estudio de la historia económica. En cada eje, tuvo lugar una ronda de intervenciones de cada una de las cinco representantes de las asociaciones. Aquí haré mención a algunos aspectos que fueron transversales a las presentaciones. Cabe aclarar que las presentaciones realizadas estuvieron basadas en relevamientos que realizaron las participantes, en colaboración con colegas, para aportar insumos para la reflexión y la discusión. De este modo, las afirmaciones y opiniones vertidas, más que conclusiones acabadas, constituyen puntos de partida para el análisis y el debate.

Sobre el papel de las mujeres en el ámbito profesional de la historia económica

Los datos aportados sobre la participación de las mujeres en el ámbito profesional de la historia económica conducen a los siguientes resultados. 1) En cuanto a la formación, no se observan diferencias entre mujeres y varones. De hecho, muchas veces las mujeres se gradúan más rápido y con mejores calificaciones; 2) En los sistemas científicos, en las categorías más bajas las mujeres suelen ser mayoría, pero, a medida que se avanza en las categorías de mayor reconocimiento, la presencia de las mujeres disminuye; 3) Existe una sobrerrepresentación de mujeres en tareas de coordinación y administración, pero menor presencia en los cargos de jerarquía y poder como decanos, rectores y cargos equivalentes; 4) En la carrera académica, hay menor porcentaje de mujeres como catedráticas y/o profesores titulares, y mayor presencia en las categorías más bajas; 5) En los cursos de historia económica que se imparten a nivel universitario, son muy pocos los que están a cargo de mujeres. Aquí, se menciona un punto importante, que es definir cuál es el ámbito de la historia económica, ya que hay muchas áreas de conocimiento que podrían caber dentro de esta definición, donde sí se observa una mayor presencia de mujeres.

En cuanto a la participación de las mujeres en las Asociaciones de Historia Económica, de la información compartida, se desprenden cuatro resultados. 1) En general, las asociaciones están integradas por más varones que mujeres; 2) En la mayoría de los casos, las mujeres han tenido menor participación en los cargos de conducción de las instituciones (actuando como Presidentas y/o Secretarias en Consejos y/o Comisiones Directivas); pero mayor presencia en los cargos de menor jerarquía. Estas diferencias han ido mejorando en los últimos años; 3) En algunos de los casos presentados, se observa mayor presencia de mujeres en actividades colaborativas y de construcción institucional; 4) En las revistas nacionales de historia económica (de las que se presentaron en el evento), hay disparidad de situaciones. En el caso de las revistas españolas, la participación femenina en los ámbitos de gestión y conducción de las revistas ha aumentado; mientras que, en el caso uruguayo, ha ocurrido lo contrario. Importa mencionar que, en algunas de las revistas españolas en donde se ha alcanzado una participación importante de las mujeres e incluso la paridad de género en los órganos de gestión, esto ha sido el resultado de una política deliberada para fomentar la participación femenina.[6] 

Aportaciones de las mujeres a la historia y la historiografía económica

El segundo eje proponía intercambiar sobre las aportaciones de las mujeres a la historia y la historiografía económica. Aquí se remarcaron los siguientes aspectos. En las jornadas de investigación que organizan regularmente las asociaciones de historia económica, la mayoría de las autorías son de varones. Las autorías femeninas no superan el 30% del total de presentaciones. Las autorías mixtas son las más minoritarias. En cuanto a las revistas nacionales de historia económica, de los casos presentados (las revistas españolas y la revista uruguaya), los artículos de autoría femenina son un porcentaje minoritario, siendo la mayoría de los artículos de autoría masculina.

En cuanto a los temas en que trabajan las mujeres, según la información presentada en el Coloquio, las mujeres lo hacen en casi todos los tópicos de historia económica. Existen ciertas áreas de mayor especialización, que varían según los países: empresa, negocios, familia, historia rural e historia regional; mercado de trabajo, bienestar, niveles de vida, historia del siglo XX. En comparación con los varones, las mujeres tienden a concentrar más los temas de investigación, y en algunos casos, se encontró que cuando las mujeres trabajan con los varones (en autorías mixtas) los temas sobre los que trabajan son más diversos que cuando lo hacen solas.

Otro dato relevante fue la distribución por género de las tutorías de las tesis de posgrado en historia económica. La información presentada, aun cuando fue para un solo país, mostraba que había predominancia de tutores varones, y que los temas que tutorean las mujeres son más diversos que los varones.

Retos y desafíos

Finalmente, la última ronda de intervenciones tenía como objetivo intercambiar sobre retos y desafíos para fomentar la participación de mujeres en la historia económica.

Uno de los retos de partida es aumentar la visibilidad de la historia de las mujeres. La Jornada 2 del Coloquio tenía como objetivo, precisamente, dar difusión al rol de las mujeres como agente económico, e incluyó la presentación de cinco ponencias que son un claro ejemplo en este sentido. Otro aporte es el espacio virtual que creó el IIH de la UNAM “mujeres históricas”, con el objetivo de contribuir al estudio de la historia de las mujeres, visibilizando y facilitando el acceso a materiales escritos por mujeres y dedicados a los estudios de las mujeres. Sin dudas, para revertir la invisibilidad, la generación de información, de datos y de análisis, se torna imprescindible. Como lo planteó Andrea Lluch en su presentación, citando la publicación reciente de Criado (2020); “La falta de datos por género no implica solo silencio. Esos silencios, esta falta de datos tiene consecuencias”.

Al mismo tiempo, desde nuestro rol en las asociaciones y nuestro lugar en la academia, hay acciones diversas que se pueden emprender. En lo institucional, desde las asociaciones, se podría plantear la incorporación de políticas de género y/o buenas prácticas en materia de igualdad con el objetivo de: incentivar una mayor presencia de mujeres en los órganos de dirección de las asociaciones (Presidencias/Secretarías), en la composición de los órganos de gestión de las revistas académicas, en los comités académicos de los congresos nacionales e internacionales, así como en la participación de mujeres en las jornadas de investigación. En nuestra actividad académica, las acciones pueden apuntar a fomentar la presencia de mujeres en comités académicos, en comisiones evaluadoras, en tutorías de tesis de grado y posgrado, así como la promoción de mujeres en categorías laborales superiores. También, se planteó la necesidad de incentivar la incorporación de doctorandas y jóvenes investigadoras a la historia económica.

Fuente: Fleming (2017)

En síntesis

En las experiencias sobre historia económica presentadas en el Coloquio, las brechas de género aún siguen siendo grandes. En algunos ámbitos o dimensiones, las mujeres han aumentado su participación y parecería que, en los últimos años, los progresos han sido alentadores. En muchos casos, cabe recordar que los avances en materia de igualdad de oportunidades han sido fruto de acciones deliberadas para lograrlo, más que un proceso que ocurre por sí mismo.

La construcción de las disciplinas, en la mayoría de los casos, ha estado, y sigue estando, liderada por los varones (Schmidt, 2020). Tanto el diseño de las preguntas de investigación, las formas de abordar los problemas, la validación de los resultados, los diseños de los sistemas de promoción, como los reconocimientos académicos continúan siendo conducidos por varones. Por lo tanto, no solo se trata de actuar para cerrar las brechas, sino de potenciar las transformaciones que las mujeres pueden realizar en las ciencias sociales, una vez que participen, en igualdad que los varones, en los ámbitos de poder (Sawer et al., 2020).

Las reflexiones compartidas nos invitan a repasar nuestras actividades cotidianas en la academia, cómo se dan los procesos de decisión y las relaciones de poder. Si bien en los últimos 100 años se reconocen muchísimos progresos, aún nos queda mucho camino por recorrer.

En historia económica, como disciplina, nos falta conocimiento de cómo se da el proceso académico, que además de su diversidad, se ha ido transformado en el tiempo. Como académicos y académicas, tenemos el compromiso de aportar a los debates y generar reflexión para revertir las desigualdades de género que afectan en todos los ámbitos de la sociedad y son transversales a los distintos espacios en donde actuamos. El desafío es enorme, pero los pasos en esa dirección son claros y decididos.


1] El título hace alusión a una frase de la letra del tango “Volver” de Carlos Gardel que dice “que veinte años no es nada”.

[2] Parte de las reflexiones que aquí comparto son fruto del intercambio con Paola Azar, María Camou, Melissa Hernández y Silvana Maubrigades (integrantes de la Asociación Uruguaya de Historia Económica), en ocasión de preparar la presentación para el coloquio. Les agradezco mucho los aportes, aunque las opiniones de este Blog son de mi entera responsabilidad. 

[3] No dudo en destacar en este punto que el tema ha sido discutido en este Blog. Ver, por ejemplo, “Género y desigualdades durante las crisis ¿qué aporta una mirada de largo plazo?” y “Cambiar para participar. Transformaciones personales y sociales que expliquen la oferta de mano de obra de mujeres en América Latina desde 1950”, ambas elaboradas por Silvana Maubrigades, Profesora de la Universidad de la República, Uruguay, quien ha realizado importantes contribuciones sobre desarrollo, desigualdad y mercado de trabajo desde la perspectiva de género.

[4] Agradezco a Paola Azar, Profesora de la Universidad de la República (Uruguay), coordinadora del curso Economía y Género de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración (FCEA), por compartir estas referencias y sus reflexiones.

[5] El evento completo se puede ver en el canal de Youtube del Instituto de Investigaciones Históricas y la UNAM en el siguiente link: https://www.youtube.com/watch?v=A3RiKTwdgi0

[6] Por ejemplo, Historia Agraria: Revista de Agricultura e Historia Rural tiene una política de género; e Investigaciones en Historia Económica-Economic History Research ha adoptado, recientemente, las Buenas Prácticas Editoriales en Materia de Igualdad recomendadas por la FECYT.


Bibliografía

Bayer, Amanda y Rouse Cecilia Elena (2016) “Diversity in the economics profession: a new attack to an old problem”. Journal of Economic Perspectives, 30:221–242.

Criado Pérez, Caroline (2020). La mujer invisible. Descubre cómo los datos configuran un mundo hecho por y para los hombres. Seix Barral, España.

Fleming, Jacky (2017). El problema de las mujeres. Anagrama. Barcelona.

Haupert, Michael (2016) “The impact of cliometrics on economics and history”. Revue d’économie politique 2017/6 (Vol. 127): 1059-1081.

Sawer, Marian, Jenkins, Fiona, Downing, Karen (2020). How Gender Can Transform the Social Sciences Innovation and Impact. Palgrave Macmillan

Smith, Bonnie (2000). The Gender of History. Men, Women, and Historical Practice. Harvard University Press.