Sebastián Alvarez
Sebastián Alvarez es profesor asistente en la Universidad Adolfo Ibáñez e investigador asociado de la Facultad de Historia de la Universidad de Oxford y del Graduate Institute de Ginebra. Es Doctor en Historia Económica y Social por la Universidad de Ginebra, Magister en Economía por la Universidad de Paris 1 – Panthéon Sorbonne y Licenciado en Economía por la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. Sus áreas de interés son la historia bancaria, las crisis financieras, los regímenes monetarios y la política económica.
RESUMEN. Los grandes bancos del mundo desarrollado son actores centrales de los mercados de capitales internacionales y los flujos financieros globales. ¿Cuáles son los orígenes de la globalización bancaria moderna? ¿Cómo se dieron estos procesos en la periferia? En esta entrada al Blog reflexionamos sobre los orígenes de la globalización financiera en América latina en base a los resultados del artículo “Latin American Banks and the Euromarkets: A View on the Process of Early Bank Globalization from the Periphery” publicado próximamente en el Jahrbuch für Wirtschaftsgeschichte / German Economic History Yearbook. El trabajo documenta el nivel y alcance de este proceso en las etapas tempranas de la globalización bancaria moderna de América Latina y abre nuevos interrogantes sobre las razones y la economía política de su evolución posterior.
Fuente: The Banker, Junio de 1979, p. 110
¿Cuándo comenzó la globalización bancaria moderna? ¿Cómo fue este proceso en el mundo en desarrollo y qué consecuencias produjo para los sistemas financieros? Estas preguntas son aún hoy en día fuente de debates y nuevas investigaciones entre economistas, politólogos e historiadores. En muchos aspectos, la globalización bancaria despegó a comienzos de la década de 1970 con el levantamiento de controles de capitales y liberalización financiera adoptados en una gran cantidad de países.[1] Con la caída de Bretton Woods se reconfiguró el sistema monetario internacional y se inauguró una nueva era de tipos de cambio flexibles que presentaron amenazas para los bancos, pero reforzaron también los movimientos de capitales a escala global que se encontraban ya en fuerte expansión de la mano del desarrollo de los Euromercados y el crecimiento de la plaza financiera de Londres.
La presencia de la banca latinoamericana en los principales centros financieros
La banca comercial fue un actor clave y parte fundamental de estos procesos. Siguiendo con rezago la creciente expansión de las compañías multinacionales en el dinámico escenario económico mundial de la postguerra, el nuevo contexto de apertura financiera abrió puertas previamente cerradas a transacciones internacionales y nuevas oportunidades de negocios en el exterior. El choque petrolero de 1973 y los masivos excedentes comerciales de los países de la OPEP que fueran luego depositados en los Euromercados en Londres (los famosos “petrodólares”) proveyeron recursos que propulsaron aún más la banca internacional y los mercados de créditos globales.[2] Los grandes bancos comerciales de los países desarrollados, sobre todo de Estados Unidos, Europa Occidental y Japón, estuvieron a la vanguardia y lideraron estos desarrollos financieros, pero los países de la periferia no fueron la excepción y sus bancos y sistemas bancarios también se globalizaron durante este periodo. No obstante, su presencia internacional y su participación en los mercados de capitales globales no ha recibido mucha atención y poco se conoce aún sobre la magnitud y las implicancias de este fenómeno.
En América latina, la región más dinámica y económicamente más pujante del mundo en desarrollo en ese entonces, la banca comercial inició un fuerte proceso de internacionalización en este periodo. El Gráfico 1 muestra la ubicación y el tamaño (medido a partir del número de empleados) de las agencias y sucursales de bancos latinoamericanos en Londres entre 1973 y 1982 (es decir, entre el año del choque petrolero y el estallido de la crisis de la deuda). El gráfico ilustra la expansión y la creciente presencia latinoamericana en la plaza financiera londinense, no sólo en términos del número de bancos y el aumento de su tamaño, sino también por la mayor cantidad de países de dónde provenían. Mientras que sólo 5 bancos de 4 países tenían presencia en Londres en 1973, 28 de 8 países distintos estaban operando en la City londinense hacia 1982. Los bancos brasileños, argentinos y mexicanos, las tres mayores economías de la región, eran los actores más importantes, pero también había presencia bancaria colombiana, chilena, uruguaya, venezolana e, incluso, cubana. Además de sus propias sucursales o agencias, muchos de estos bancos tenían presencia indirecta en Londres a través de participación accionaria en consorcios bancarios junto con otros bancos europeos o de la región.
Gráfico 1. Evolución de las oficinas bancarias latinoamericanas en Londres entre 1973 y 1982
Fuente: “Foreign Banks in London,” The Banker (varios números).
Como capital de los Euromercados, Londres fue un destino importante para los bancos comerciales latinoamericanos pero su verdadero centro de atracción estuvo en Estados Unidos. Nueva York, histórica rival financiera de la City, también vivió un fuerte desarrollo como centro bancario internacional en esta época y para América Latina representaba un destino primordial. El Gráfico 2 ilustra la fuerte (y relativamente mayor) presencia de la banca latinoamericana en Manhattan en 1982 (con respecto a Londres). Por un lado, todos los bancos latinoamericanos con oficinas en Londres estaban también presentes en Nueva York, y por lo general con agencias de mayor tamaño. Por otro lado, muchas otras instituciones bancarias de la región operaban en Nueva York y no en Londres. En 1982, un total de 37 bancos de 10 países latinoamericanos diferentes tenían agencias o sucursales en Manhattan (y empleaban más de 1200 personas), las cuales estaban principalmente concentradas en Midtown y, en menor medida, en el Distrito Financiero en downtown. Aparte de Nueva York, muchos de estos bancos tenían también agencias en centros financieros regionales, sobre todo en San Francisco, Los Ángeles y Miami, así como oficinas de representación en muchas otras ciudades.
Gráfico 2. Oficinas bancarias latinoamericanas en la ciudad de Nueva York en 1982
Fuente: “Foreign Banks in New York,” The Banker (varios números).
Aunque en menor medida, la internacionalización de la banca latinoamericana también significó su llegada a los centros financieros del Caribe. Las finanzas offshore y los paraísos fiscales de Asia y Centroamérica pulularon y vivieron una gran expansión en los años 1970s, y como tales atrajeron también una cantidad creciente y variada de bancos extranjeros.[3] En materia offshore, los centros del Caribe eran la opción lógicamente más privilegiada y los grandes bancos internacionales de América Latina, principalmente los brasileños, argentinos y mexicanos, abrieron oficinas en las Islas Caimanes, las Bahamas y Panamá. El centro financiero panameño, uno de los más importantes del Caribe, fue de especial importancia sobre todo para la banca colombiana, para la cual representó su principal plataforma de operaciones internacionales. El Gráfico 3 muestra la presencia y participación de los bancos latinoamericanos en la plaza financiera panameña en 1982. 8 de los 12 bancos latinoamericanos eran colombianos y estos representaban, en conjunto, aproximadamente el 55 por ciento de los activos totales de los bancos latinoamericanos. Algunos bancos colombianos se encontraban incluso entre los mayores de los cientos de bancos extranjeros que operaban en Panamá.
Gráfico 3. Bancos latinoamericanos en Panamá en 1982
Fuente: Datos de Caballero-Argáez y Avella Gómez (1986).
¿Para qué tener presencia en los centros financieros?
Para la banca latinoamericana, la presencia directa en Londres y en Estados Unidos ofrecía una puerta de entrada a los Euromercados y al enorme mercado (inter)bancario norteamericano. A través de sus agencias y sucursales en estas plazas financieras, los bancos podían acceder a nuevas fuentes de fondos y captar recursos en el mercado de Eurodólares y en los mercados monetarios estadounidense con los cuales llevar a cabo sus actividades internacionales. Estas incluían, principalmente, la participación en eurocréditos o préstamos sindicados internacionales en asociación con otros bancos, como así también financiamiento para exportaciones e importaciones, entre otros negocios en los países de destino o a nivel internacional.[4] Para las casas matrices, las agencias y sucursales ubicadas en los principales centros financieros mundiales eran el instrumento de acción en los Euromercados y el brazo a través del cual participaron en el proceso de reciclaje de petrodólares y el boom de préstamos internacionales. Mientras que Londres y Estados Unidos ofrecían acceso a dólares genuinos con los cuáles fondear sus actividades internacionales, las agencias y sucursales en los centros offshore del Caribe desempeñaban una función contable y de arbitraje regulatorio entre las distintas plazas.
En términos generales, la internacionalización de la banca y su involucramiento en los Euromercados resultó en mayores niveles de intermediación financiera internacional. El Gráfico 4 representa los activos y pasivos externos (con no residentes) y el ratio obligaciones externas sobre capital para el sistema bancario de siete países de la región a comienzos de los años 1980s. El gráfico muestra que, salvo en el caso de Uruguay, la posición externa del sistema bancario no estaba perfectamente calzada, y que para los países más involucrados en las finanzas internacionales los pasivos externos fueron en general (bastante) superiores a su contraparte activa. Esto significa que las operaciones financieras en el exterior sirvieron como fuente de recursos que se canalizaban domésticamente para financiar residentes, haciendo de la banca internacional un mecanismo para la transmisión de liquidez global al país. No obstante, el nivel de involucramiento y la medida en que los recursos extranjeros se utilizaban para financiar la expansión de los activos domésticos variaban de país a país.
Gráfico 4. Activos y pasivos externos del sistema bancario doméstico a comienzos de los 1980s
Nota: Datos para fines de 1982, pero para Chile es 1980 (1981 y 1982 no son reportados) y el ratio pasivos externos a capital para Perú es de 1980 (datos sobre capital para 1981 y 1982 no son reportados)
Fuente: IMF’s International Financial Statistics.
Al final, la crisis ¿y después qué?
Los problemas financieros de las economías latinoamericanas a comienzos de la década de 1980, y sobre todo estallido de la crisis de la deuda luego de la moratoria mexicana en agosto de 1982, tuvieron repercusiones importantes para las actividades internacionales de los bancos de la región. Los problemas bancarios, de balanza de pago, y endeudamiento generaron nerviosismo en el sistema financiero internacional y un aumento en la percepción del riesgo de los bancos latinoamericanos, dificultando sus operaciones de fondeo en los mercados interbancarios internacionales. Los bancos mexicanos, pero también algunos brasileños y los argentinos, sufrieron graves problemas de liquidez en sus operaciones externas que comprometieron su posición financiera y solvencia. Los colombianos, por su parte, que sufrieron una gran crisis doméstica, también confrontaron serias dificultadas en sus operaciones en Panamá.[5] Aunque menos estudiado, la situación de otros bancos de la región involucrados en los mercados internacionales, como los bancos venezolanos, chilenos y peruanos, también se vio afectada, aunque la cronología y las razones de sus problemas varían de caso a caso. Los consorcios bancarios latinoamericanos también sufrieron el impacto de la crisis, entraron en procesos de liquidación para ser finalmente cerrados entre fines de los 1980s y principio de los 1990s.
Independientemente de las dinámicas y particularidades de cada caso, la “década perdida” de los 1980s interrumpió el rápido y vigoroso proceso de expansión bancaria internacional de la década previa. En medio de serios problemas financieros y macroeconómicos, los sistemas bancarios de América Latina atravesaron importantes transformaciones, incluyendo quiebras, fusiones, nacionalizaciones, adquisiciones por bancos extranjeros, reprivatizaciones, que reconfiguraron la estructura de la industria y las dinámicas de internacionalización. Si bien el proceso histórico de la globalización de la banca latinoamericana moderna no ha sido estudiado aún, un cambio importante parece verificarse desde la década de los 1980s. A diferencia de lo sucedidos durante los 1970s, cuando la mayoría de los bancos que lideraban el proceso de internacionalización estaban en manos de actores públicos o privados nacionales, la globalización de la banca latinoamericana a partir de la década de 1990 parece en cambio dominada por una mayor presencia de propiedad extranjera. ¿Cuál es la relación entre la internacionalización bancaria temprana y las crisis financieras de la región en los 1980s? ¿están los cambios en la estructura propiedad y la ‘extranjerización’ de la industria bancaria relacionados con sus pasivos externos y los problemas financieros sufridos durante la década perdida? Estas son preguntas importantes para la historia de la región que requieren aún ser estudiadas.
[1] Véase Battilossi (2000) y Jones (1992).
[2] Véanse Pecchioli (1983) y Bryant (1987).
[3] Véase Higgins (1999) y Francis (1985).
[4] Un estudio más detallado para los casos de México y Brasil, respectivamente, puede encontrarse en Alvarez (2019, 2021).
[5] Véase Caballero Argaez y Avella Gómez (1986)
Referencias
Alvarez, Sebastian. 2019. Mexican Banks and Foreign Finance: From Internationalization to Financial Crisis, 1973-1982. Cham: Palgrave Macmillan.
———. 2021. “International Banking and Financial Fragility: The Role of Regulation in Brazil and Mexico, 1967-1982.” Financial History Review 28(2): 175–024.
Battilossi, Stefano. 2000. “Financial Innovation and the Golden Ages of International Banking: 1890-31 and 1958-81.” Financial History Review 7(02): 141–75.
Bryant, Ralph C. 1987. International Financial Intermediation. Washington D.C: Brookings Institution Press.
Caballero Argaez, Carlos, and Mauricio Avella Gómez. 1986. La Banca Colombiana y La Banca Internacional.
Francis, Carlene Y. 1985. “The Offshore Banking Sector In The Bahamas.” Social and Economic Studies 34(4): 91–110.
Higgins, J. Kevin. 1999. Offshore Financial Services: An Introduction. The Counsellors Ltd.
Jones, Geoffrey, ed. 1992. Multinational and International Banking. Aldershot: Edward Elgar.
Pecchioli, Rinaldo M. 1983. The Internationalisation of Banking: The Policy Issues. Paris: OECD.