La socio-historia de las estadísticas latinoamericanas y sus enseñanzas para la historia económica

Cecilia T. Lanata-Briones (University of Warwick, CIEPP)

Cecilia T. Lanata-Briones es Profesora Asistente (Assistant Professor) del Departamento de Economía de la Universidad de Warwick e Investigadora Adjunta del Centro Interdisciplinario para el Estudio de Políticas Públicas (CIEPP). Licenciada en Economía y Licenciada en Sociología por la Universidad de Buenos Aires (UBA), y Magister y Doctora en Historia Económica por la London School of Economics and Political Science (LSE). Se especializa en historia de las estadísticas económicas latinoamericanas.


En abril de 2022 se publicó Socio-Political Histories of Latin American Statistics, un libro que pone a la socio-historia de la cuantificación latinoamericana en el mapa de la academia anglosajona. El ensayo bibliográfico que escribimos con Claudia Daniel y Andrés Estefane en tanto editores del libro es un componente fundamental de esta puesta en agenda ya que constituye un inventario sobre los trabajos existentes que examinan la socio-historia de las estadísticas latinoamericanas. El ensayo evalúa la contribución que desde finales del siglo XX ha hecho el estudio de América Latina al conocimiento global de la sociología de la cuantificación, así como el papel del razonamiento estadístico en el desarrollo de las representaciones sobre el mundo social y económico latinoamericano. Este inventario hace visible la diversidad temática y metodológica de los estudios sobre la estadística latinoamericana. Para los/as historiadores/as económicos/as que estudian la región (¡y para quienes no la estudian también!), el ensayo es una invitación a reflexionar sobre uno de los inputs más importantes detrás de nuestras investigaciones: las estadísticas.

Algunas ideas fundamentales de la socio-historia de las estadísticas

Pero ¿qué es la socio-historia de las estadísticas o sociología de la cuantificación? A pesar de no constituir un campo de estudio unificado y plenamente establecido (Camargo y Daniel, 2021), la sociología de la cuantificación viene expandiéndose desde las últimas décadas, reunida alrededor del análisis de las formas de concebir y aprehender el mundo a través de los números. Su interés se centra en el proceso por el cual cuestiones antes pensadas en términos cualitativos devienen objetos de cuantificación, y en los factores que influyen y condicionan ese proceso. Nutridos por distintas disciplinas de las ciencias sociales, los estudios de este campo abarcan no sólo los procesos de producción, circulación y apropiación de estadísticas, los indicadores y las representaciones gráficas, sino que principalmente los analizan en relación con los fenómenos sociales y políticos que desencadenan. Una premisa fundamental que rige estos estudios es que la cuantificación –o cualquier aspecto de ella– es un objeto válido de estudio en sí mismo. Las estadísticas no son un mero instrumento de producción de conocimiento ya que ellas no sólo reflejan la realidad, sino que también contribuyen a definirla (Desrosières, 1998).

Varios trabajos de este campo estudian la producción de estadísticas oficiales en su vínculo con las instituciones estatales y la acción pública. Estas investigaciones se focalizan tanto en los números del gobierno como en el gobierno de los números. Para la sociología de la cuantificación, los sistemas estadísticos nacionales deben entenderse y analizarse como fenómenos históricos, políticos y sociales. Las mediciones estructuran percepciones y se convierten en parámetros que guían acciones y decisiones. Asimismo, las estadísticas operan como tecnologías de gobierno ‘a distancia’, ya que habilitan a actuar desde un centro de cálculo sobre los deseos, inclinaciones y acciones de otras personas que están espacialmente distantes y se encuentran organizativamente diferenciadas. Tal es así que permiten orientar, coordinar, hasta incluso moldear, conductas y prácticas, así como influir en la subjetividad. Los números pueden ser pensados como dispositivos que permiten establecer una comunicación entre personas a pesar de las grandes distancias sociales, geográficas y políticas que existen entre ellas. Según Porter (1995), la cuantificación ofrece un lenguaje y una disciplina compartidos que trasciende las diferencias que amenazan proyectos sociales colectivos o en competencia. En situaciones de conflicto o disputas políticas, de opinión experta dividida o de desconfianza, los números ofrecen una forma valiosa de autoridad que Porter caracteriza como objetividad mecánica. La objetividad mecánica supone seguir reglas estandarizadas basadas en el uso de números, generando una confianza en ellos que se ubica por encima de la confianza en las personas.

Socio-historia de las estadísticas latinoamericanas

Si bien, desde un punto de vista estricto, la sociología de la cuantificación tiene una emergencia relativamente reciente en cuanto al estudio de las estadísticas latinoamericanas, no podemos decir que la atención prestada a las estadísticas y a su producción, así como la reflexión sobre su utilidad política, sea del todo una novedad. Es posible encontrar antecedentes de una genuina preocupación por las estadísticas de la región en los años 1960s-1970s como así en la década de 1990, aunque ese interés se expresaba en un registro diferente. Por ello, la mayor parte del ensayo bibliográfico se centra en los trabajos producidos en el siglo XXI. Con fines pragmáticos, el ensayo categoriza al corpus bibliográfico existente en cuatro núcleos temáticos.

El primer núcleo agrupa los trabajos que primordialmente analizan la historia de los aparatos estadísticos y de sus comunidades técnico-burocráticas. Haciéndose eco de la discusión sobre la radicalidad o gradualidad de la independencia y el desmoronamiento del Imperio Español, varios trabajos estudian las líneas de continuidad entre los períodos colonial y republicano, mientras que otros registran la pérdida de saberes entre los dos períodos. La socio-historia de las estadísticas ilumina, a su vez, los inagotables conflictos entre los poderes centrales y locales. También existen enfoques que explican el papel de la estadística en instancias críticas, como la crisis de 1930, sirviendo de puente entre instituciones u ofreciendo un lenguaje para nombrar y medir fenómenos a los que se hacía referencia de manera imprecisa o con definiciones obsoletas. Junto al establecimiento de los aparatos estadísticos nacionales, otro foco de interés de la historiografía son las trayectorias de los/as principales representantes de las estadísticas regionales.

La estadística tuvo un papel crucial en la América Latina poscolonial para imaginar la nación, construirla simbólicamente y justificarla políticamente. Este es nuestro segundo núcleo temático. Los estudios realizados en esta línea analizan los censos nacionales de población en tanto su contribución a la construcción de una determinada imagen de nación haciendo uso del concepto de discurso estadístico como clave interpretativa de la función política que adquieren los censos modernos y su vinculación con la descripción histórica para establecer una genealogía de la nación. Promocionados como verdaderos inventarios de la nación, los censos nacionales de población ayudaron a forjar esa comunidad política imaginada que en la América Latina independiente significó la homogeneización de realidades geográficas y sociales muy heterogéneas. La labor de las elites no solamente se centraba en crear estructuras burocráticas duraderas y en expandir el alcance de la infraestructura del estado. Las elites también se enfrentaron a la tarea de transformar la ficción retórica de ‘la nación’ en un hecho social ampliamente aceptado.

República Argentina. Libreta de Censo, 1869

Fuente: Documentos Escritos. Sala X, Archivo General de la Nación.

El tercer núcleo aglomera las investigaciones que principalmente observan la interacción entre las redes nacionales e internacionales con respecto a la producción y circulación de la investigación estadística y de las estadísticas. Algunos estudios destacan las complejidades del proceso de recepción de normas y convenciones emanadas de los Congresos Internacionales de Estadística. Otros subrayan los márgenes de autonomía con que las estadísticas eran manejadas por los encargados de recolectar datos, y la adecuación de instrumentos y categorías a las realidades locales. Si bien en la mayoría de los casos se trata de puntos específicos dentro de estudios más amplios que de trabajos detallados sobre la circulación y recepción de ideas, estas investigaciones dan cuenta de la conciencia y relevancia que la historiografía latinoamericana otorga a la relación desigual de poder que existe en la producción y circulación del conocimiento estadístico. Se necesita una mayor investigación para determinar el lugar de los estadísticos/as latinoamericanos/as en las diferentes olas de la globalización de las cifras.

Cédula del censo mexicano de 1895

Fuente: INEGI.

Por último, el cuarto núcleo abarca los estudios que primordialmente exploran la historia sociocultural de las estadísticas latinoamericanas rastreando las intersecciones entre las culturas científicas, los instrumentos técnicos y las estadísticas. Durante el siglo XIX, el afán de contar se acrecentó dadas las sucesivas olas epidémicas que azotaron a varios países latinoamericanos. Por ejemplo, los demógrafos sanitarios en Brasil tuvieron un rol clave en la institucionalización de las estadísticas brasileñas. En México, los instrumentos de medición del cuerpo humano fueron fundamentales en los diagnósticos médicos del siglo XIX y en el establecimiento de jerarquías morales entre géneros y razas (Cházaro, 2008). Generalmente, los trabajos sobre Argentina son más proclives a examinar las estadísticas sociolaborales que contribuyeron a delinear los contornos de la llamada ‘cuestión social’. Este núcleo también da cuenta de los estudios de las estadísticas sobre el crimen y las educacionales.

Mortalidad por fiebre amarilla en Río de Janeiro, 1877-1889 y 1890-1903

Fuente: Brasil (1903).

Enseñanzas de la socio-historia de las estadísticas para la historia económica

Como historiadores e historiadoras económicos/as, usamos y generamos estadísticas. Asimismo, hay, a grandes rasgos y no solamente en el estudio de las estadísticas latinoamericanas, una laguna en cuanto al estudio de las estadísticas económicas siguiendo las enseñanzas de la sociología de la cuantificación. Ambas dimensiones abren una puerta interesante para la historia económica de la región, idealmente desde una perspectiva comparativa.

En los últimos años un creciente número de estudios ha examinado las estadísticas económicas latinoamericanas con perspectiva histórica. Estos trabajos son parte del cuarto núcleo analizado en el ensayo bibliográfico de Socio-Political Histories of Latin American Statistics. A través del análisis de las dos primeras estimaciones del índice del costo de la vida argentino, Lanata-Briones (2021) concluye que para que dichos índices se conviertan en artefactos sociales y políticos estables deben tener durante la primera mitad del siglo XX un papel dentro de la economía política; específicamente, debe existir una conexión entre el índice y las relaciones laborales. Lanata-Briones y Daniel (2022) examinan el índice de precios argentino desde su primera estimación, demostrando su origen ambiguo y su historia sinuosa. Lanata-Briones y González Bollo (2017) analizan las estimaciones del ingreso nacional argentino y concluyen que desde mediados de la década de 1930 y durante la década de 1940 se formaron dos grupos de expertos dentro del estado argentino que tenían responsabilidades en el diseño e implementación de planes y políticas económicas. Con base en el uso específico de las estadísticas, Lanata-Briones y González Bollo muestran que cada grupo tenía su propia visión de la economía nacional. Rayes (2013) realiza un estudio sobre la producción de las estadísticas de exportación argentinas durante la primera globalización. Ahumada Nazer, Diaz-Bahamonde y LLorca-Jaña (2022) analizan la trayectoria del balance de pagos elaborado por el banco central chileno y concluyen que en el país andino había consciencia desde muy temprano de que era una estadística relevante y necesaria para dimensionar las dificultades propias del proceso de desarrollo económico. Asimismo, existen muchos trabajos que en este momento son estudios de maestría o doctorado muy avanzados acerca del índice de precios al consumidor brasileño, las primeras estimaciones del índice de costo de vida mexicano y la noción de población económicamente activa utilizando Argentina como estudio de caso.

Representación gráfica de los componentes del primer índice del costo de la vida argentino

Fuente: Bunge (1918).

También existe un puñado de trabajos que estudian las estadísticas económicas producidas en los últimos veinte años. El análisis de la disputa en la que estuvo involucrado el índice de precios al consumidor argentino entre 2007 y 2015 es un caso de estudio paradigmático. Daniel y Lanata-Briones (2019) concluyen que, en dichos años, el índice se convirtió en un objeto de lucha política y no formó parte de en una controversia metodológica. Lury y Gross (2014) analizan la proliferación de índices alternativos de precios al consumidor en Argentina entre 2007 y 2015 y sugieren que configuraciones específicas de conectividad en la infraestructura de cálculo promulgan un espacio de posibilidad para el statactivism, definido como la amplia variedad de prácticas que sitúan a las estadísticas en el centro de la emancipación política, convirtiéndose así en una forma de oposición a los modos neoliberales de ejercicio del poder (Bruno, Didier y Prévieux, 2014). A través del análisis tanto del índice de precios al consumidor argentino entre 2007 y 2015 como de los intentos de reducir las cifras de deuda y déficit brasileños entre 2012 y 2015, Aragão y Linsi (2020) sugieren que los indicadores macroeconómicos son mucho más ambiguos de lo que comúnmente se reconoce.

En tanto usuarios y usuarias de números producidos por otras personas y entidades, me parece fundamental que nos detengamos a comprender los procesos de producción de los datos en sí mismos, las definiciones utilizadas, los objetivos detrás de esos números, especialmente si estamos hablando de cifras oficiales. Mas allá de los índices de precios que hasta el momento parecen ser el indicador más analizado, con el progresivo cuestionamiento que experimenta el producto interno bruto (PIB) (Coyle 2014; Lepenies 2016, entre otros/as) cabría esperar un número creciente de trabajos que examinen en detalle las estadísticas económicas latinoamericanas de los siglos XIX, XX y XXI. Pensemos que el PIB es un indicador concebido para dar cuenta de economías industriales además de industrializadas, bajo el precepto de que desarrollo equivale a industrialización. A pesar de esto, hay intentos de estimar la renta nacional mucho antes de que el PIB se instale como el indicador macroeconómico indiscutido en la segunda mitad del siglo XX. Estudios que examinen estas estadísticas históricas no tendrían necesariamente el fin de dar cuenta cuán precisas son esas estimaciones, sino de entender cómo se concebía la economía nacional. En este sentido, una investigación en curso analiza las primeras estimaciones sobre la renta nacional argentina producidas a fines del siglo XIX y principios del siglo XX y concluye preliminarmente que, a pesar de tener un rol en la economía política, las estimaciones de fortuna colectiva no constituían un artefacto político y social estable dada la inconsistencia en los componentes que la conformaban y el constante socavamiento de esta estadística por parte de su  productor (Lanata-Briones 2022b).

Como generadores y generadoras de estadísticas, no sólo es importante explicar cómo producimos nuestros datos, sino también entender que, en muchos casos, estamos aplicando consciente o inconscientemente definiciones muchas veces generadas en la segunda mitad del siglo XX desde países ‘desarrollados’ para medir objetos y fenómenos de otros tiempos y latitudes. Por ello, creo que la metodología de deconstrucción-construcción-reconstrucción de estadísticas (Lanata-Briones 2022a) puede ser útil como punto de encuentro entre la sociología de la cuantificación y la historia económica. En la etapa de deconstrucción se analizan todos los informes estadísticos que la explican de forma tal de comprender cabalmente su metodología, ya que muchas veces no existe una publicación única que explique la metodología utilizada en la elaboración del indicador. En la etapa de construcción se analiza el contexto en que se produjo, los usos, y las características de la estadística para ver si existen contradicciones entre el objetivo de la estadística y su producción. En la etapa de reconstrucción, si durante la etapa de construcción se identificaron contradicciones y/o problemas relevantes en la elaboración de dicha estadística, se elabora una nueva serie o dato ajustando esas contradicciones y/o problemas. En la tercera etapa también se pone al indicador en el contexto más amplio de la historia del mismo al analizar cómo su construcción se compara con la de estadísticas publicadas contemporáneamente en otros países.

La metodología deconstrucción-construcción-reconstrucción de estadísticas es una invitación a entender cabalmente la producción y uso de números públicos, particularmente aquellos que han sido utilizados por la historiografía sin ser cuestionados. Como tal, es un puente entre la sociología de la cuantificación y la historia económica.

Bibliografía

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